Los problemas concernientes a la enseñanza aprendizaje de lenguas y a la actividad de traducir han sido tradicionalmente abordados desde la Lingüística Aplicada. Esta Ciencia, dado su carácter interdisciplinar y abarcador, está capacitada para suministrar la información teórica y metodológica de interés para los estudios en cuestión.
La preocupación por la enseñanza de las lenguas ha ocupado un lugar destacado en los intereses de los teóricos del lenguaje. Pero la introducción con fuerza en la enseñanza de las lenguas vivas data de los años cuarenta, con el movimiento de la Army Specialized Language Program en Estados Unidos, de donde pasará a Europa. El auge de las investigaciones de la Lingüística Aplicada a la enseñanza ha estado marcado por el deseo de establecer mecanismos de orden didáctico que posibilitaran y facilitaran la comprensión y expresión en otras lenguas. Asimismo se ha puesto de relieve que caben dentro de este campo de estudio no sólo la enseñanza de lenguas, sean maternas o extranjeras, sino todos los aspectos de la vida práctica en los que interviene la utilización de la lengua.
Así pues el cometido general de esta perspectiva de estudio consiste en recabar información de las manifestaciones lingüísticas, por lo tanto también textuales, de los usuarios con el fin de solventar los problemas lingüísticos que genera el uso del lenguaje en una comunidad de habla. Pretende, por ejemplo, revisar la adquisición y uso de las estructuras lingüísticas de una lengua y de su vocabulario, para tomar decisiones encaminadas a resolver las posibles carencias detectadas. Otros cometidos están relacionados con los contactos interlingüísticos, la traducción y la comunicación, que genera las transferencias lingüísticas (préstamos y calcos) y los errores de traducción (préstamos innecesarios, falsos amigos, atc.). Al respecto, ya Rigault (1987), en un artículo titulado Contribuciones de la lingüística a la enseñanza de las lenguas, observó que la lingüística orientada a la enseñanza debe regirse por determinados principios:
1. Debe tratarse la lengua como un medio de comunicación entre los hombres. 2. Estar atentos a las interferencias lingüísticas. 3. El aprendizaje de una lengua es un conjunto de aspectos automáticos que hay que adquirir. Creemos que tiene interés en este contexto justificativo de nuestra línea de investigación citar a J. C. Catford (1970: 37), quien en su libro Una teoría lingüística de la traducción escribe:
La lingüística aplicada es un término usado para referirse a todas las aplicaciones de la teoría y las categorías de la lingüística general que van más allá de: i) la elucidación de cómo funcionan las lenguas, y ii) la descripción de una o varias lenguas en particular por la descripción misma. La teoría de la traducción es esencialmente una teoría de lingüística aplicada.
Kaplan (1980) y Malmberg (1986) entienden la Lingüística Aplicada como un campo de investigación de carácter interdisciplinar cuyos resultados contribuyen en gran medida a la solución de problemas, tanto teóricos como prácticos. Esta definición describe a la perfección cuál es el propósito general que guía nuestra tarea investigadora y la enmarca.
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