Los principios que estructuran este armazón metodológico para intentar que las obras literarias nos revelen su misterio poético pretenden abordar de la manera más exhaustiva posible un universo muy complejo, en el que se conjugan de forma diversa pero armónica, factores de muy diferente calado como son: la actitud del escritor ante la creación poética, la estética en la que inscribe su quehacer, el sentimiento que la lengua le inspira, la tradición a la que se acoge, la intención de continuidad o ruptura con la que enfrenta su obra a la tradición de la que parte, el éxito o fracaso totales o parciales de la obra, tanto en función de los presupuestos previos del escritor como de la capacidad de provocar emoción contemplativa en el público receptor...
Esta complejidad de factores que la obra poética armoniza invita e incita al investigador a abordarla desde múltiples enfoques. Ahora bien, esta infinitud de posibles acercamientos que la poesía genial nos ofrece encierra el peligro de equivocar el camino adecuado para que la obra nos de lo mejor de sí misma, para que nos comunique de forma permanente cosas interesantes, inteligentes y profundas, tanto desde el punto de vista formal como desde el punto de vista temático.
Los principios que inspiran este eje temático de investigación que se pueden resumir en los siguientes puntos:
1- Toda obra maestra lleva inserta en su seno la teoría poética que le permite existir como tal. Es decir, en toda literatura de relieve, se reflexiona sobre la propia literatura y el conjunto armónico, coherente, de tales reflexiones, es el mejor aparato crítico que podemos proyectar sobre ella para que nos dé lo mejor de sí misma. Ejemplo evidente de tal principio es el Quijote, novela de caballerías que teoriza de forma permanente sobre los libros de caballerías, hasta tal punto que la mejor forma de entender el significado profundo del texto consiste en elaborar un sistema coherente de pensamiento sobre los libros de caballerías y aplicarlo a la propia novela. 2- No existe el poeta inspirado. La inspiración del poeta consiste en su inmersión profunda en el universo literario que lo nutre y alimenta. Todo poeta es, además, porque no puede ser menos, un sabio en palabras y en técnicas literarias. Sus escritos siempre son conscientes y medidos y sus reflexiones sobre la literatura, tanto a nivel general como en el caso concreto de su producción son imprescindibles para entender el sentido poético de sus obras. Por tanto son imprescindibles para el crítico las opiniones que los escritores nos ofrecen, vertidas, en muchos casos, sobre todo en la Edad Media y en el Renacimiento y Barroco, en la presentación que el escritor hace del texto (exordios, cartas a amigos, prólogos, dedicatorias), donde nos presenta una declaración de intenciones sobre lo que quiere hacer y cómo lo quiere hacer, así como la estética que lo dirige. 3- Cada obra poética encierra en sí misma su propio sistema analítico, como hemos dicho, pero su polisemia intrínseca invita a que, además, pueda ser investigada desde nuevas perspectivas que la enriquezcan sin traicionarla. Quizá la tarea más apasionante de la investigación, por ser la más creativa, consista en rastrear, dentro de las nuevas vías de análisis crítico, la más idónea para que la obra diga nuevas cosas sobre sí misma. 4- El escritor es hijo poético de su tiempo, es decir, se inscribe en una tradición literaria que nutre su acervo poético imaginativo y en unas poéticas determinadas que dirigen su quehacer técnico. Obviar estos presupuestos suele encaminar hacia un análisis incompleto de la obra. 5- No se puede abordar una investigación literaria sin haberse deleitado antes en la obra que la promueva. El acicate que impulsa la crítica literaria es el misterio de la belleza verbal que nos conmueve, y el intento de descifrar los porqués de esa emoción.
Este ha sido el sistema se ha seguido aplicando en los textos medievales, renacentistas y barrocos, cuyos últimos resultados son un curso de doctorado sobre el agua como elemento poetizador en la poesía de Garcilaso, donde, a la luz de las teorías de Gaston Bachelard sobre los elementos y los temperamentos poéticos analizaba el temperamento poético de Garcilaso como un temperamento de agua. Consecuencia de este curso fue el trabajo de investigación El agua como elemento poetizador en las églogas de Garcilasolo, estudio minucioso sobre cómo los efectos de agua inundan el sistema expresivo garcilasiano, en todos sus niveles, en las tres églogas. Este trabajo se prosigue en una tesis doctoral sobre el mismo asunto pero aplicado esta vez a toda la producción de Garcilaso.
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